lunes, 23 de noviembre de 2009

Caminar (como un soldado perdido)



"Descansé un poco, no pensé, no viví, no escribí: como un enfermo: después empecé a andar otra vez (es la vieja historia). Hacía arriba por la cuesta desierta, donde verdaderamente podía decir que estaba solo.
Solo, vencido por los enemigos, aburrido superviviente para los amigos, personaje extraño para mi mismo, me arrastraba hacía aquel nuevo absurdo camino, trepando por la cuesta como un niño que ya no tiene casa, como un soldado perdido."

Pier Paolo Pasolini.


Descargar Soup de Blind Melon

jueves, 19 de noviembre de 2009

Strange (people and things)



Descargar time, fate, love de Luca Prodan

Mirar el mundo con la languidez trágica de un poeta
Desde el balcón de un mundo que se desploma
Como una guirnalda que arde en el cuello de la bailarina
Mirar el mundo con la libertad de un don nadie,
dejar a la luna creciente crecer desde un techo de membrana,
oir un poco de todo eso, bajar con el sol, subir despacio
por una parra, que es como un árbol de serpientes compañeras.

Descargar The Doors Waiting for the sun


jueves, 12 de noviembre de 2009

Filosofía de goma y zapatos baratos




Conozco un empleado que se ha muerto de pena
enamorado de las sirenas.
El cine de mi barrio ya me mostró la escena
no vi tu alma y quería tus venas.
Y en este torbellino dónde nada importa
me sentí aliado y te perdí
pero sí vi tus ojos y hasta comí la arena
quise quedarme pero me fui.
Filosofía barata y zapatos de goma
ni ésta mentira te hace feliz
quise quedarme cuando morí de pena
quise quedarme pero me fui.
Y en la terminal
y en la terminal
estoy descalzo y te espero a ti.
El ómnibus se ha ido
el amor se ha vencido
quise quedarme pero me fui.
Filosofía barata y zapatos de goma,
quizás es todo lo que te di...



Descargar filosofía barata y zapatos de goma

martes, 10 de noviembre de 2009

domingo, 8 de noviembre de 2009

Magia y felicidad ( todo lo que en realidad quiero)




¿Para qué nos sirve la imaginación sino es para cosas como éstas? Pues se trata de una guerra, y no hay que dejar la magia en manos del enemigo.

Magia y felicidad


Walter Benjamin dijo una vez que la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que “los adultos son más fuertes, sino su incapacidad de hacer magia”. La afirmación, efectuada bajo el efecto de una dosis de veinte miligramos de mescalina, no es por esto menos exacta. Es probable, en efecto, que la invencible tristeza en la cual se sumergen cada tanto los niños provenga precisamente de esta conciencia de no ser capaces de hacer magia. Aquello que podemos alcanzar a través de nuestros méritos y de nuestras fatigas no puede, de hecho, hacernos verdaderamente felices. Sólo la magia puede hacerlo. Esto no se le escapó al genio infantil de Mozart, quien en una carta a Bullinger señaló con precisión la secreta solidaridad entre magia y felicidad: “Vivir bien y vivir felices son dos cosas distintas; y la segunda, sin alguna magia, no me ocurrirá por cierto. Para que esto suceda, debería ocurrir alguna cosa verdaderamente fuera de lo natural”.

Los niños, como las criaturas de las fábulas, saben perfectamente que para ser felices es preciso tener de su lado al genio de la botella, tener en casa el asno cagamonedas o a la gallina de los huevos de oro. Y en cada ocasión, conocer el lugar y la fórmula vale mucho más que proponerse honestamente y dedicarse con todas las fuerzas a alcanzar un objetivo. Magia significa, precisamente, que nadie puede ser digno de la felicidad; como sabían los antiguos, la felicidad, para el hombre, es siempre hybris, es siempre arrogancia y exceso. Pero si alguien llega a reducir la fortuna con el engaño, si la felicidad depende, no de lo que esa persona es, sino de una nuez encantada o de un ábrete-sésamo, entonces y sólo entonces puede decirse verdaderamente feliz. (...) Pero con una felicidad de la cual podemos ser dignos, nosotros (o el niño que hay en nosotros) no sabemos bien qué hacer. iQué desastre si una mujer nos ama porque nos lo merecemos! ¡Y qué aburrida la felicidad como premio o recompensa por un trabajo bien hecho!


Es esta la razón última del precepto según el cual sobre la tierra hay una sola felicidad posible: creer en lo divino y no aspirar a alcanzarlo (una variante irónica es, en una conversación de Kafka con Janouch, la afirmación de que hay esperanza, pero no para nosotros). Esta tesis aparentemente ascética se vuelve inteligible sólo si entendemos el sentido de aquel no para nosotros. No quiere decir que la felicidad está reservada solamente a los otros (felicidad significa precisamente: para nosotros), sino que ella nos espera sólo en el punto en el cual no nos estaba destinada, en el que no era para nosotros. Es decir, por arte de magia. En ese punto, cuando se la hemos arrebatado a la suerte, ella coincide enteramente con el hecho de sabernos capaces de magia, con el gesto por el cual alejamos de una vez por todas la tristeza infantil.

Si es así, si no hay otra felicidad que sentirse capaces de magia, entonces se vuelve transparente también la enigmática definición que de la magia dio Kafka, cuando escribió que si se llama a la vida con el nombre justo, ella viene, porque “esta es la esencia de la magia: que no crea, pero llama”. Esta definición está de acuerdo con la antigua tradición, que cabalistas y nigromantes han seguido escrupulosamente en rodos los tiempos, según la cual la magia es esencialmente una ciencia de los nombres secretos. Toda cosa, todo ser tiene de hecho, más allá de su nombre manifiesto, un nombre escondido, al cual no puede dejar de responder. Ser mago significa conocer y evocar este archinombre. De allí, las interminables listas de nombres -diabólicos o angélicos- con los cuales el nigromante se asegura el dominio sobre las potencias espirituales. (...) Pero hay otra tradición, más luminosa, según la cual el nombre secreto no es tanto la cifra de la servidumbre de la cosa a la palabra del mago como, sobre todo, el monograma que sanciona su liberación del lenguaje. (...) El nombre secreto es, en realidad, el gesto con el cual la criatura es restituida a lo inexpresado. En última instancia, la magia no es conocimiento de los nombres, sino gesto: trastorno y desencantamiento del nombre.

Por eso el niño nunca está tan contento como cuando inventa una lengua secreta. Pero su tristeza no proviene tanto de la ignorancia de los nombres mágicos como de su dificultad para deshacerse del nombre que le ha sido impuesto. No bien lo logra, no bien inventa un nuevo nombre, tiene en sus manos el salvoconducto que lo lleva a la felicidad. Tener un nombre es la culpa. La justicia es sin nombre, como la magia. Privada de nombre, beata, la criatura llama a la puerta del país de los magos, que hablan sólo con gestos.


Giorgio Agamben, Profanaciones. Descargar libro profanaciones de Giorgio Agamben


Todo lo que en realidad quiero hacer (Bob dylan)


No busco competir contigo
hacerte trampas, vencerte o maltratarte
simplificarte, clasificarte
negarte, desafiarte o crucificarte
todo lo que en realidad quiero
es ser tu amigo


No, no busco pelear contigo
asustarte o abrumarte
arrastrarte o vaciarte
encadenarte o humillarte
lo que en realidad quiero
es ser tu amigo.

No quiero falsificarte
tomarte, sacudirte u olvidarte
no intento que sientas como yo
veas como yo o seas como yo
lo que en realidad quiero
es ser tu amigo.

No quiero conocer a tus parientes
no quiero suspenderte o agotarte
o seleccionarte o disecarte
o inspeccionarte o rechazarte
lo que en realidad quiero
es ser tu amigo.

No busco bloquearte
ofenderte, golpearte o encerrarte
analizarte, categorizarte
anularte o anunciarte
lo que en realidad quiero es ser tu amigo

No quiero disgustarte
perseguirte, darte caza, enfilarte o seguir tus pasos
desgraciarte o desplazarte
o definirte o confinarte
lo que en realidad quiero es ser tu amigo.

Desaparecer es como sonreir




Y todo el tesoro son las sienes ardientes,
pero también esa forma extraña del coraje sin objeto que nace
entre las sábanas cansadas
cuando el sol se anuncia como una invasión
aunque a veces todo esté tan mal que no pueda disimularse
que disimulamos los kilómetros que van del cuerpo a los dedos,
con la tranquilidad animal de no desear casi nada
un refugio y una zona del aire que puede habitarse
como un gitano un campamento;
dormir en el umbral de los proyectos,
ver al tiempo partir pero a los minutos quedarse
(el día después)
un extraño ejército de sueños que se recuerda como una película vista
sombras chinas un día de lluvia en el espejo plástico de la imaginación sensible,
(de la memoria de su imagen),
guardo todo en el placard,
me subo a esta canción que me recuerda
que:


Cuchillos (Charly Garcia, de Say no more 1996)

Hay en este lugar mucho para dar
no te puedo mentir
porque sos tan fiel me viste crecer
me viste nacer y yo te vi reír

Cuando el cristal
se apague en el mar , verás
que toda esta canción es alegría

Hoy , hoy tal como ayer desaparecer ...
es como sonreir

De tanto darte amor te hice feliz
cortando el aire solo hasta sentir
que no habia perdón , que no había razón
ya no puedo morir

Esa navaja gris , me cortó la voz
se hizo cuchillo al fin

jueves, 5 de noviembre de 2009

Si vos queres estar libre, si queres alto volar




Fatiga buscar por todos partes
las palabras que quiero escribir
cuando las leo,
a veces pienso que escucho demasiado
(pero sin atención),
entonces el murmullo mudo de la lengua extramental
es como jirones de la duermevela,
una sacudida eléctrica del cuerpo,
un abrazar a cualquiera para salir de la pesadilla
que se come mis orejas,
un voltear la cara a tiempo para no oír la palabra
aquella que no permita seguir viajando,
como en el baúl de un auto conducido por los signos de los otros.

Esta exhausta ansiedad no me regala una nota,
unas palabras o un color, a cambio me da esta lucidez sin verbo,
este coraje sin objeto,
un seminiño cierra los ojos en el pasto fresco de la noche (boca arriba),
palabras que acarician todo lo que siempre está y se desvanece:
un juguete indescifrable en el centro de un cuarto vacío,
aquel mundo con cosas por delante,
que se anuncian como el bramar del frente de la guerra implacable, que está ahí (donde me lees).
Y yo con mis armas gastadas por el día (y por la noche),
por la mugre de este cuarto, de esta cama, de estos papeles,
encantados por las causas perdidas, perdidos por la causas,
que se pierden o se ganan anónimas, inventadas,
como los recuerdos de la infancia.