Ahora que amanece
Se me durmió la nariz,
pero hay algo que nunca duerme,
y que se quema
todos lo días
incluso en las horas más tranquilas de la mañana,
en las que puedo sonreir transparente, asistir con la mente despejada
al incendio que ilumina,
sin pensar en la ansiedad del próximo minuto.
Incluso en las tardes que son como una capsula de tiempo que parece preservarme
de la lengua de fuego que revive y a la vez me estalla,
de los ojos del horizonte, de los pies enterrados en la tibieza de la arena.
Y los rituales del crepusculo intentan conjurar, con el asesinato del sol,
el frío invierno de la noche;
la noche que voy cruzando como Hernan Cortés un continente: traicionero y audaz,
le puedo hacer creer
su cualidad incombustible, pero ni siquiera sé qué estoy diciendo,
ahora que amanece.
Xochitill Garcia
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