viernes, 18 de septiembre de 2009
De la lluvia
"... La belleza de las muchachas ha herido mi
pecho.
A las que no puedo tocar, las poseo desde mi
corazón.
... Yo quiero morir en la taberna,
ahí donde los vinos están cerca de la boca del
moribundo;
Después, los coros de los ángeles descenderán
cantando:
Ten clemencia, Dios, de este buen bebedor!
... Más ávido de voluptuosidad que de eterno
descanso,
y muerta el alma, ya no me preocupo sino de la
carne"
S XII, Anónimo.
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