domingo, 27 de septiembre de 2009
Mi rock perdido (manual de fe para perplejos)
Evidentemente, un creyente se identifica hasta un cierto punto con lo que hace y con lo que cree; no hay en él una divergencia importante entre su lucidez, por una parte, y sus acciones y pensamientos por otra. Tal divergencia se ensancha desmesuradamente en el falso creyente, en quien manifiesta convicciones sin adherirse a ellas. El objeto de su fe es un sucedáneo. Digámoslo sin ambages: mi rebelión es una fe que suscribo sin creer en ella. Pero no puedo dejar de suscribirla. Nunca se meditará bastante la frase de Kirilov sobre Stavroguin: »Cuando cree no cree que cree, y cuando no cree no cree que no cree».
Cioran
Descargar La tentación de existir Emile Cioran
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