martes, 29 de diciembre de 2009

21 de octubre

Solo conocemos fantasmas.
En esta tarde de octubre el reverso de las cosas es también una sombra del aire.
Hablo de tu belleza una vez más, como de un cuadro, un lienzo de cara a la pared que yo imagino, con el cielo azul entre los ojos.
Sigo (sin opción) fiel a mi extravío, a kilómetros de mí y de los signos del mundo; rozo las cosas con una canción que machaca mi cabeza, un torbellino congelado, un resplandor que detiene el tiempo, como una escritura eternamente (entre paréntesis).
No hay angustia, camino en silencio, preparo o aguardo el zarpazo de coraje
que oportunamente rasgue el velo aquel, que oportunamente muestre el velo aquel que reinicia el juego de creer (en aferrarse).
Solo conocemos fantasmas, pero eso no puede inquietarnos, la pasión por la verdad es como caer por la madriguera de un conejo, un salón de té en el cuarto a medianoche, un papel que arde y que ilumina un instante las risas en la oscuridad, el trueque de palabras, la imaginación compartida (no hay nada más allá).

lunes, 28 de diciembre de 2009

28 de agosto



Lagartos al sol


Claridad

de las calles que prometen

dos tres veces

decir tres y ya son otras las nubes que

atravieza el sol

cuando despierto son seis siete

los minutos que demora

resucitar de dormir

como un lagarto

siempre alerta

aún en el pantano

de tantos resplandores


Descargar disco

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Invitación al viaje

"Ordené traer mi caballo del establo. El criado no me entendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y me monté en él. Oí una trompeta a lo lejos, pregunté al criado por su significado. No sabía nada ni había oído nada. Me detuvo en el portón y preguntó: "¿Adónde cabalgas, señor?". "No lo sé", dije, "lejos de aquí, lejos de aquí. Siempre lejos de aquí, solo así podré llegar a mi meta." "¿Así que conoces tu meta?", preguntó. "Sí", respondí, "acabo de decirlo, lejos-de-aquí, esa es mi meta". "No llevas provisiones", dijo. "No las necesito", contesté, "el viaje es tan largo que me moriré de hambre si no me dan nada en el camino. Ninguna provisión me puede salvar. Es, por fortuna, un viaje verdaderamente inmenso."

"Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido los crines y la cabeza del caballo"
Franz Kafka.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Nuestra piel




Y si los días dejan de caminar
todos los días iguales
Va a ser cuestión de seguir adelante
sin mirar atrás,
y además para qué.
El tiempo nos quita, el tiempo nos da,
el tiempo nos enseña y nos enseña mal.
Vamos a caminar por la sombra,
vamos a caminar de la mano
por calles llenas de hojas de otoño sin barrer,
por una plaza donde nadie juega más.
¿Para qué disimular?
no vamos a ninguna parte
No va a ser fácil, ya lo sé,
pero nunca lo es.
Es como arrancarse algo,
es como ahogarse,
es como quemarse la mano,
es como quebrarse un hueso.
Hay que darle la razón la los que tienen razón
a los que aún no sabemos quienes somos
pero estamos adentro
De nuestra ropa, de nuestra camisa, de nuestra piel.
De nuestra ropa, de nuestra camisa, de nuestra piel.
De nuestra ropa, de nuestra piel

jueves, 17 de diciembre de 2009

Un día como hoy, tal vez comience a creer en el mundo



Un día como hoy, en el que parece que el sol hubiese prohibido a las nubes visitar el cielo, abro las ventanas, la luz no es (del todo) suficiente para leer y el velador trae (demasiadas) esquirlas de la noche. La brisa que entra a través del mosquitero vuela cada tanto las hojas. Hace tiempo que no soy dado a abandonarme, conformarme o dejarme ir por metáforas fáciles. Pero no puedo ignorar que a estos papeles se les hace urgente, de algun forma también, tatuarse el sol en la retina y salir volando a alguna parte:

"Podría ser que el problema concerniese ahora a la existencia de aquel que cree en el mundo, ni siquiera en la existencia del mundo, sino en sus posibilidades de movimientos e intensidades para hacer nacer modos de existencia todavía nuevos, más próximos a los animales y a las piedras. Pudiera ser que creer en este mundo, en esta vida, se haya vuelto nuestra tarea más difícil, o la tarea de un modo de existencia por descubrir en nuestro plano de inmanencia actual. Es la conversión empírista (tenemos tantas razones para no creer en el mundo de los hombres, hemos perdido el mundo, peor que una novia, un hijo o un dios...). Sí, el problema ha cambiado."

Gilles Deleuze y Félix Guattari. ¿Qué es la filosofía?

martes, 15 de diciembre de 2009

lunes, 14 de diciembre de 2009

Aún no había acabado de girarme cuando ya me derrumbaba

Yo estaba rígido y frío, era un puente tendido sobre un abismo, a un lado tenía hundidas las puntas de los piés, al otro las manos, los dientes los tenía clavados en una tierra arcillosa y quebradiza. A mis costados aleteaban los faldones de mi levita. En lo hondo rugía el gélido arroyo de truchas. Ningún turista se aventuraba hasta aquellas abruptas alturas, el puente todavía no estaba registrado en ningún mapa. Me encontraba así tendido, esperando; tenía que esperar; un puente, una vez construído, no puede dejar de ser puente sin derrumbarse. Una vez, hacia el atardecer, no sé si sería el primero o quizá el milésimo, nis pensamientos, enmarañados giraban y no paraban de girar.; era verano, el murmullo del riachuelo sonaba más grave, y hacía el atardecer oí los pasos de un hombre. Hacía mí, hacía mí. Tiéndete puente, ejerce tu función, madero sin pretil, sostén que te ha sido encomendado, compensa con toda delicadeza las irregularidades de su paso, pero si se tambalea, date a conocer y arrójalo a tierra como un dios de las montañas. Legó, me tanteó con la punta metálica de su bastón, con ella me recogió los faldones de la levita y los plegó sobre mi espalda, metió la punta en mi hirsuta cabellera y la dejo allí largo rato, seguramente mientras oteaba los alrededores. Pero luego -yo ya estaba siguiéndolo en sueños por montañas y valles- saltó encima de mi cuerpo con los dos piés. Me estremecí presa de un dolor atroz sin entender nada. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un exterminador? Y me dí la vuelta para verlo. !Un puente que se da la vuelta! Aún no había acabado de girarme cuando me derrumbaba, me derrumbaba y ya estaba destrozado y atravezado por los guijarros afilados que siempre me habían contemplado tan plácidamente desde el agua embravecida.

Franz Kafka

viernes, 11 de diciembre de 2009

Ya nadie va a escuchar tu remera (no te pertenecen más)



Ya nadie va a escuchar tu remera
(Beiliston-Solari) Versión: Sr. Tomate (todo para descargar)

Esto es efímero
Ahora efímero
Como corre el tiempo!
Tic... Tac efímero
Luces efímeras
(Pero te creo...)

Es casi hipnótico
(El tic no alcanza a tac)
Ni me moja el paladar
El ritmo efímero!
El grito efímero!
(Pero te creo...)

Un último secuestro no!
El de tu estado de ánimo, no!
Tu aliento vas a proteger
En este día y cada día.

Al reloj lo del reloj!
Y alrededor del reloj tu estado de ánimo!




La Palabra macabra (Sr. Tomate de Ritmo de vida 2008)

Las palabras salen de tu boca y ya
no te pertenecen más

lo que dije ayer no sé
lo que diga hoy quizás

esclavo aquel
que no dice más
para no alterar la calma

sábado, 5 de diciembre de 2009

Nadie (sin sentido sensación, o al revés)



El pájaro que duerme en cada grito

Se despierta pero no traspasa

La jaula de arcilla que lo abraza

Como un vestido imperceptible

Que se desteje opaco y sin sol

En la tarde de lluvia ahora tan lejos

Del primer verso de este poema

No hay continuación posible

El grito no puede ser nada para mí

Más que esta vieja y siempre renovada

Sensación sonido

Del cuerpo

Sin sentido sensación

Del vértigo invisible interior

De la garganta de un pájaro enjaulado

martes, 1 de diciembre de 2009

21 de Agosto



A ella no le gusta la oscuridad, será porque es casi transparente; cualquier niña despierta sabe que en lo profundo de la noche ya nada se refleja.

¿Cuántas luces hay que apagar para encender fósforos con los dedos (de la imaginación)?

En la noche de la plaza, la sangre de la ciudad duerme en los umbrales, los autos nos rodean en un círculo de luz y velocidad; pero el tiempo que me regala la dulzura de su pelo parece detenerse.

Casi no nos conocemos, y yo que, afortunadamente, no soy una persona, no sé muy bien de qué se trata (casi nada).

A veces el futuro se me aparece como los restos de un naufragio milenario de ansiedad.
Mis palabras son un canto apresurado que va rozando (sin saber distinguir) la frotera que separa el sonido del sentido.

Camino, me agobio, me alegro, me distraigo, al llegar me digo solamente: el mundo está ahí afuera, y aquí dentro todonada corriendo por el puente.